Los aumentos de sueldo no alcanzarán para mitigar el impacto de la suba de los servicios públicos

Todo parece prever que los salarios tomarán como parámetro el descenso de la inflación futura más que la pasada. Por su parte, las paritarias comienzan a ganarle a la inflación a partir de abril sin embargo quedan rezagadas respecto de la pérdida de poder adquisitivo pasado. A su vez, en el segundo semestre del año se comenzarán a pagar los costos de precios regulados que ante la necesidad de mantener el equilibrio fiscal comenzar a liberarse en los servicios públicos. Todo precio reprimido se paga en su liberación.

Si los salarios comienzan a ganarle a la inflación ante un nuevo equilibrio promedio de la variación de precios promedio en su medición núcleo comenzará a pesar sobre el bolsillo la proporción derivada del ingreso al pago de los precios regulados de tarifas de servicios públicos.

Los últimos datos oficiales señalarían un piso para los salarios reales a fin del primer trimestre, considerando la desaceleración de la inflación que se habría mantenido hasta mayo y el impacto de los ajustes salariales surgidos de los acuerdos paritarios, muchos de los cuales se aplicaron entre marzo y junio.

Teniendo en cuenta los porcentajes de actualización para el mes en curso, dentro de los sindicatos más representativos destacan los ajustes de los empleados de las industrias metalmecánicas (22,5%), de la construcción (11%) y del comercio (7%). A ellos se suma la actualización automática incluida en las paritarias del sector financiero una vez se oficialice el dato de inflación de mayo. También recibirán incrementos salariales en junio los estatales nacionales (9,1%) y bonaerenses (7,5%), los empleados de la industria del plástico (6%) y los farmacéuticos (11%), entre otros.

Los aumentos de precios que se vienen

Luego de postergar la suba de los precios de los servicios regulados en mayo, en junio se prevén alzas en varios rubros y esto enciende una luz amarilla sobre la recuperación del poder adquisitivo de los argentinos. Entre los aumentos para este mes sobresale el incremento de las tarifas de electricidad y gas.

En el primer caso, para los hogares N1 la factura se elevará 22,85%, sobre una tarifa que ya venía actualizándose, mientras que la quita de subsidios para los hogares N2 y N3 implicarán alzas en la factura de 99,29% y 155,88%. En gas se prevén ajustes de 9,27%, 32,98% y 9,81% para los hogares N1, N2 y N3, respectivamente.

Además, habrá una nueva actualización en nafta y gasoil (3,5%), servicio de agua potable (Aysa; 2,77%), prepagas (8,8%), colegios privados (en torno a 7,5%), peajes de las autopistas porteñas (35%) y alquileres (2,5%). Los servicios de telefonía, Internet y cable se elevarán entre 8% y 20%, dependiendo del plan y de la operadora.

Ajustes de servicios regulados previstos para junio 2024

Ajustes de servicios regulados previstos para junio 2024

El bolsillo, en alerta

¿Alcanzan las actualizaciones salariales de junio para sostener el recorte de la caída del salario real? ¿O las subas de regulados comienza a socavar la recuperación reciente del poder adquisitivo de los asalariados? Para ello, estimamos el incremento promedio ponderado de los salarios teniendo en cuenta que los acuerdos alcanzan a aproximadamente 55% de estos trabajadores registrados.

Nuestros cálculos arrojan que los ingresos percibidos por estos trabajadores crecerán en junio en torno al 6%. De igual manera, el incremento de los servicios regulados se estimó en torno a 17% en promedio ponderado según su participación en la canasta de consumo.

Es evidente entonces que las actualizaciones previstas para el precio de estos servicios esenciales, que se suman a las alzas de otros rubros también esenciales (como los alimentos), encienden una alerta acerca de la posible recuperación del poder adquisitivo de las familias, dato clave para encarar un sendero de crecimiento económico. Estos resultados cobran aún más relevancia si consideramos que el ejercicio incluye exclusivamente a los trabajadores formales (usualmente con mejoras salariales por sobre el sector informal).   

¿Y qué podríamos esperar de cara a los subsiguientes meses? Desde enero, los precios regulados crecen a una tasa que supera a la inflación núcleo debido a los ajustes de las tarifas de los servicios públicos y prepagas, entre otros, recortando así el desfasaje de precios relativos que se fue acumulando desde 2020.

Si tomamos diciembre de 2019 como base para la comparación de precios relativos, las actualizaciones de los primeros cuatro meses de este año dejan aún una inflación reprimida en torno a 12 puntos porcentuales. Esta brecha se habría ampliado en mayo dado que, como mencionamos, el Gobierno pospuso las subas de los precios regulados programadas. En la medida que el Ejecutivo aspire a reducir el gasto en subsidios, se anticipa un sendero de ajustes de estos precios que se traduciría en tasas de inflación elevadas para la canasta de consumo de los argentinos.

Se anticipa un sendero de ajustes de precios que se traduciría en tasas de inflación elevadas para la canasta de consumo

Se anticipa un sendero de ajustes de precios que se traduciría en tasas de inflación elevadas para la canasta de consumo

Realizamos un ejercicio para medir el potencial impacto en los próximos meses de las nuevas actualizaciones de los servicios regulados sobre el poder adquisitivo de las familias. Para los ingresos, supusimos que los salarios de los trabajadores registrados crecen en promedio 5,3% entre julio y septiembre, en línea con la inflación prevista por el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del Banco Central.

Para los precios, tomamos como referencia a la inflación núcleo proyectada por el mercado según el REM a la que ajustamos incluyendo una suba superior a esta inflación núcleo para los servicios regulados de manera tal de que a septiembre 2024 se cierre la brecha de precios relativos antes mencionada.

De esta manera, la estimación arroja un alza promedio mensual de los precios minoritas en torno a 6,6% para el período comprendido entre julio y septiembre. Bajo estos supuestos, el salario real de los trabajadores registrados volvería a tener una presión respecto del aumento del precio de los servicios frente a los bienes.

Se anticipa un sendero de ajustes de precios que se traduciría en tasas de inflación elevadas para la canasta de consumo

El salario real volvería a tener una presión respecto al aumento del precio de los servicios frente a los bienes

Reactivación del crédito al consumo

Si bien la reactivación del crédito al consumo, fundamentalmente a través de la financiación a 3 o 6 cuotas sin interés y las promociones bancarias en un marco de fuerte competencia de estas entidades con las fintech, contribuye a dar soporte al gasto de las familias, el salario sigue siendo la principal fuente de financiamiento del consumo de los hogares por lo que, en un contexto de disminución del poder adquisitivo, sería difícil esperar la recuperación del consumo privado y, en consecuencia, de la actividad económica.

Un tercio de la canasta de consumo de una familia está concentrado en precios regulados o retrasados de la economía que comenzarán a moverse. Nos referimos a servicios públicos como luz, gas, agua, transporte y privados cómo educación, salud y comunicaciones. Los precios reprimidos siempre estuvieron ahí y en el segundo semestre será el período donde verán la luz de su liberación.

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