Las fiestas clandestinas en Córdoba continúan proliferando, organizadas por agrupaciones sin habilitación legal que operan al margen de la ley. A pesar de los esfuerzos de las autoridades por desarticular estos eventos, el negocio ilegal parece lejos de desaparecer. Detrás de estas fiestas, se encuentra un perfil claro: se trata de personas y grupos que fingen ser productoras, pero que en realidad «es una agrupación de gente que alquila recursos».
Aunque a veces se les llama «productoras», las autoridades son claras al respecto: estas agrupaciones no tienen ningún tipo de habilitación ni papeles que las respalden legalmente. «Llamarlos productoras es darle una jerarquía que no tiene. No cuentan con ningún tipo de papel», indicó Ezequiel Hormaeche Actis, director general de la secretaría de Gobierno, Fiscalización y Control, a PERFIL CÓRDOBA.
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Su modus operandi es simple: alquilan equipos, contratan seguridad privada, paramédicos e incluso food trucks para sus eventos. Un entramado ilegal que evita los requisitos municipales y opera bajo el radar.
Por lo general, el tamaño de estas productoras varía. Según las autoridades, han encontrado agrupaciones de entre 30 y 40 personas, en otras ocasiones menos. Sin embargo, «nunca llegamos a saberlo al 100% porque muchas veces cambian la cara de quien está al frente«.
Los responsables de estos eventos, la mayoría con edades entre 25 y 40 años, continúan operando a pesar de ser conscientes del riesgo que implica, motivados por las enormes ganancias. En lo que va del año se desarticularon más de 60 fiestas clandestinas, pero el problema persiste. Incluso, cuando una persona es detenida, otro miembro del grupo toma el control y continúa con la actividad.
En la ciudad de Córdoba, se estima que operan entre cuatro y cinco de estas «productoras», algunas más grandes y otras pequeñas.
«Lo preocupante es que en redes y en imagen estas ‘productoras’ parecen formales y que tienen todos los papales en regla. Engañan al vecino. Muchas veces los asistentes compran las entradas pensando que es una fiesta habilitada«, destacó Hormaeche Actis.
Además, venden entradas a través de canales oficiales, utilizando plataformas de venta de tickets reconocidas como Alpogo, Ticketek y Autoentrada, entre otras.
«Una infraestructura que realmente sorprende»
Estas personas o agrupaciones alquilan una amplia variedad de recursos para organizar sus eventos, incluyendo sonido, luces, baños químicos, carpas, seguridad privada y más. Sin embargo, su mayor fuente de ingresos proviene de la venta de alcohol y otras sustancias. A esto se suman las entradas, que parten de entre los $25.000 y $30.000, además de cargos por estacionamiento. También ofrecen entradas VIP, cuyo precio puede llegar a los $100.000.
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«Te hablan del negocio que tienen. Una infraestructura que realmente sorprende y habla de la dimensión del dinero que es».
«Una nueva modalidad es ‘no te vendo la anticipada’, te la vendo en el lugar. Por eso entendemos que nuestra detección tiene que ser in situ, en el lugar, con la gente y haciendo rastrillajes en lugares donde sabemos que se desenvuelven estas actividades», agregó el director.
En un esfuerzo por evadir los controles, muchas de estas agrupaciones comenzaron a trasladar sus actividades a ejidos cercanos, como Los Cedros y La Calera, al notar una mayor presión en la ciudad de Córdoba. «Dos de las productoras más grandes hemos notado que dejaron de hacer en Córdoba capital y se fueron a otro ejido», mencionaron.
Actualmente, el municipio de la ciudad, a través del Ente Intermunicipal, busca compartir su experiencia en materia de clausuras y control de fiestas clandestinas con los municipios vecinos del área metropolitana, con el fin de eliminar por completo esta actividad.
La mesa de trabajo
El abordaje de esta problemática no solo implica un trabajo coordinado entre diversas áreas del municipio, como la Subsecretaría de Gobierno; Fiscalización y Control; Salud y Seguridad; sino también la colaboración con actores externos, como productoras habilitadas, empresarios, gastronómicos, empresas de transporte y ticketeras, quienes a menudo se ven perjudicados por esta actividad.
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«Muchas veces son las productoras habilitadas, quienes nos ayudan a identificar a las personas involucradas en esto. Lamentablemente, no deja de ser una competencia desleal la que esta gente realiza. El evento posterior a sus fiestas no solo es más inseguro, sino que muchas veces es mucho más rentable», explicó Hormaeche Actis.
Nuevas modalidades
En los últimos meses, se ha identificado una nueva modalidad de fiestas clandestinas conocidas como «sunsets», un nombre comercial, que a veces utilizan, para referirse a las clandestinas de día. Estos eventos al aire libre, que empiezan a las seis de la mañana y pueden durar hasta las cinco o seis de la tarde.
«Proliferan los menores en las fiestas y muchos de estos ‘sunsets’. No tienen margen en la ordenanza. Este tipo de fiestas en este momento no están habilitadas», mencionaron.
El municipio también está implementando un registro de productoras y de personas involucradas en la organización de fiestas clandestinas. Este registro tiene como objetivo identificar a quienes participan en estas actividades ilegales, lo que facilitará la fiscalización y el control por parte de las autoridades.
«A pesar de todo hacemos hincapié en esto, paralelamente que se ataca lo ilegal, se acompaña el control de lo legal para el normal desenvolvimiento y espacio seguro de todos los lugares de esparcimiento de la ciudad. No se deja de hacer una cosa por otra», concluyó Hormaeche Actis.