Este 14 de octubre se cumplen cuarenta años del cierre del Mercado de Abasto Proveedor en la Ciudad de Buenos Aires.
Un mercado que fue constitutivo de un barrio no solo por todas las actividades económicas y comerciales que desplegaba, sino también por la población que lo rodeaba, que estaba vinculada de diferentes modos con el funcionamiento del lugar. No solo eran los edificios centrales, de los que algo ha sobrevivido, sino que había varios anexos y otros espacios complementarios que se articulaban con el funcionamiento del mercado.
El Mercado de Abasto fue inaugurado en 1893, con una edificación que era básicamente una estructura metálica, más tarde conocida como Mercado Viejo y de la cual solo quedan vestigios de sus fachadas por el lado de la calle Lavalle.
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En el año 1934 se inauguró la primera sección del monumental edificio sobre la avenida Corrientes, ícono del paisaje porteño.
Si bien el barrio “del Abasto” ha quedado entre Balvanera y Almagro, sin reconocimiento oficial, la identidad cultural que posee, con sus características específicas, le dan una impronta singular a esta zona de Buenos Aires. Y es justamente la cultura popular la que mantiene vivo al barrio “del Abasto”. El barrio de Carlos Gardel, el Morocho del Abasto, cuyo museo se encuentra instalado en la que fuera su casa materna, Jean Jaures 735. Otro ícono de la música argentina que vivió en este barrio fue Luca Prodan, el mítico cantante de Sumo, en Gallo 492. Prodan, además de caminar sus calles, le dedicó una emblemática canción, Mañana en el Abasto.
El cierre del Mercado de Abasto Proveedor, sin ninguna planificación urbana gubernamental, generó una onda expansiva de devastación en todo su entorno. Pero no solo la edificación del Mercado, que estuvo vacío por años y sufrió la demolición de gran parte del patrimonio cultural arquitectónico, perdiendo sus interiores y el espacio catedralicio sobre Corrientes, sino que también se fue con ese mercado mucha gente que trabajaba ahí. Además, los incontables bares, bodegones y cafés que lo rodeaban, que eran el espacio de encuentro de habitantes y trabajadores del lugar, más todos los anexos que tuvo este mercado, mayormente demolidos.
Con un proceso de destrucción del patrimonio arquitectónico del barrio, del cual hoy estamos intentando detener porque aún queda mucho por proteger. Cuarenta años después de que el mercado cerró, y con un centro comercial que no articula ni tiene vínculo con la trama social barrial, aún la gente se identifica como perteneciente al barrio del Abasto, un barrio que está a caballo de las comunas 3 (Balvanera y San Cristóbal) y 5 (Almagro y Boedo).
Aun con los cambios de población que ha tenido el barrio en todo este tiempo, sigue manteniendo improntas que lo caracterizan por su singularidad y por sus actividades artísticas y culturales, con sus teatros, centros culturales, organizaciones sociales, comunitarias, políticas, que construyen día a día comunidad barrial.
Desde la Asociación Cultura Abasto proponemos una ampliación del Área de Protección Histórica del barrio en el Código Urbanístico.
Hoy a partir de las 16, en Agüero y Lavalle, caminaremos alrededor del ex-Mercado, para luego seguir con recorrido patrimonial hasta el Bar Roma del Abasto (Anchorena 806), en el que compartiremos impresiones sobre lo visto, con sorteos de sorpresas y celebrando la historia, como respaldo hacia la construcción de mejores futuros posibles.
*Director de proyectos de la Asociación Cultura Abasto.
@ cultura_abasto.