El partido estaba empatado 1-1 y en tiempo de descuento el equipo de Dorival Junior buscaba el gol de la victoria ante el repliegue de su rival. En ese momento se prendieron los aspersores en el estadio Monumental de Maturín.
¿Un accidente o una jugada sucia del conjunto venezolano para enfriar el partido y quedarse con un valioso empate ante uno de los seleccionados más poderosos del continente? En cualquier caso, le sirvió a los dirigidos por Fernando «Bocha» Batista para frenar al empuje brasileño y terminar la noche con una sonrisa.
Los futbolistas brasileños, entendiendo que se trató de una maniobra de esas que tantas veces se ven en el fútbol sudamericano, le protestaron al árbitro colombiano Andrés José Rojas Noguera y también se cruzaron con diferentes integrantes del cuerpo técnico de Batista, quien cumplió en este partido una fecha de suspensión luego de acumular dos tarjetas amarillas. Vinicius y Raphinha eran de los más enojados. Luego, continuó el juego y no se movió el marcador.
Brasil fue muy superior durante el primer tiempo, pero falló en la definición y se fue al entretiempo ganando tan sólo por 1 a 0. El gol lo hizo Raphinha de tiro libre a los 43 minutos de juego. Y terminó pagando su falta de efectividad, ya que en el inicio del segundo tiempo lo «durmió» Venezuela.
Telasco Segovia, ingresado para jugar el complemento, anotó el 1-1 con un potente remate de media distancia a los 41 segundos de la etapa final. Las mejores situaciones para ganarlo las tuvo la Verdeamarela, pero la igualdad se mantuvo hasta el final.
De esta manera, la Canarinha escaló al tercer puesto y se mantiene en puestos de clasificación directa para la próxima Copa del Mundo, mientras que la Vinotinto figura séptimo, en repechaje, y espera un traspié de Bolivia (8°) ante Ecuador.