“El haras Costa del Río nació en los años ‘70. Comenzamos con un pequeño plantel de yeguas madres, fuimos creciendo en cantidad y calidad. Estamos orgullosos de haber conseguido continuidad con esfuerzo, dedicación y pasión, en esta industria sin chimenea”, comenta Aníbal Frizzo.
Él está a cargo de este emprendimiento que cuenta con 120 yeguas madres y 100 caballos, en un campo de 200 hectáreas ubicadas en Villa Ascasubi, localidad vecina de Río Tercero, en el departamento Tercero Arriba.
En ese predio, atravesado por el río Ctalamochita, se observan los caballos Sangre Pura de Carrera.
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José (veterinario) y Germán (ingeniero agrónomo), hijos de Aníbal (farmacéutico), forman la tercera generación que también se suma a esta unidad de negocios.
Por estos días, ambos organizan el remate de 12 potrillos de generación 2023 (que nacieron hace un año), para este viernes. Es es el quinto remate que realizan.
José cuenta a La Voz que en decenas de oportunidades viajan a ciudades lejanas a ver una carrera de un caballo que creció en su criadero. La carrera dura un minuto, para correr mil metros, pero destacan la emoción que los envuelve al ver varios ganadores que han salido de su campo.
Ponen de ejemplo a The New Yorker, una yegua que ya ganó seis carreras en el célebre hipódromo de San Isidro, en Buenos Aires.
También se dedican a cuidar a caballos de otros dueños, a los que les brindan servicios de refugio, cuidado, comida, plan sanitario y asistencia de un veterinario.
Subrayan que tienen ocho empleados. Remarcan que se les suman los dueños, haciendo un total de 11 personas que están todo el año cuidando a estos caballos. Indicaron que no se usan máquinas sino “todo trabajo manual, artesanal”.
Se reforzó que se prioriza el bienestar del animal en todo momento.
En este criadero de caballos de raza se esmeran -aseguran sus dueños- en mejorar la genética.
La familia asevera que vive de esta actividad, que funciona desde hace 55 año, de la cría de animales 100% para carrera. Una vocación hecha emprendimiento.