Entre diciembre de 2023 y octubre de 2024 los “Alimentos y bebidas no alcohólicas” marcaron una suba de 88,8%, de acuerdo con el último informe IPC publicado por el Indec. Si miramos esta foto final podríamos decir que los precios de los alimentos fueron acompañando el descenso del nivel general. Pero esto esconde todo un proceso previo en el que se agudizó la dramática situación de los sectores más vulnerables, y creció la cantidad de personas que pasan hambre producto del brutal plan de ajuste. Desde que asumió Milei la indigencia aumentó 6,2 puntos porcentuales, son 3 millones de nuevos indigentes, personas que además de ser pobres no logran cubrir las comidas diarias.
En la comparación interanual (octubre 2024 vs octubre 2023) la suba de los precios de alimentos asciende a 183,2 %. Las remarcaciones salvajes aplicadas por las empresas alimenticias y supermercados durante los últimos meses de 2023, y la devaluación y desregulación aplicada por Milei al comienzo de su gobierno, explican estos datos.
Sólo en el mes de diciembre de 2023 la suba de alimentos fue de 29,7%. Un zarpazo que impacto en las mesas de las familias trabajadoras, comer se volvió un lujo.
Los dueños de la comida siguen ganando millones
A pesar de pertenecer al sector manufacturero que se desplomó por la recesión económica, las empresas alimenticias siguieron amasando fortunas. Se trata de mega grupos con capacidad exportadora, que lideran la producción de alimentos e inundan con sus productos las góndolas de almacenes, autoservicios y mayoristas a lo largo y ancho del país.
En los primeros 9 meses de 2024, Arcor amasó ganancias siderales por $ 284.242 millones. Lo hizo a pesar de una baja en las ventas del 5,7 % respecto a igual periodo de 2023. La empresa de Luis Pagani destina más del 67 % de sus ventas al mercado interno, el resto lo exporta.
En el caso del Grupo Molinos de los Pérez Compac, la ganancia obtenida fue de $ 41 mil millones en los primeros nueve meses de 2024, según los estados financieros presentados ante la CNV.
Mastellone Hermanos SA, la firma dueña de empresa láctea La Serenísima, tuvo una ganancia neta de $ 66.985 millones, de los primeros nueve meses del año.
Esas cifras millonarias estan relacionadas a los brutales aumentos de precios.Esas cifras millonarias son la contracara de los brutales aumentos de precios. Bajo el gobierno de Milei (dic 2023 y octubre 2024) la leche, un bien sensible y clave en la alimentación diaria de los niños y niñas y de los adultos mayores, tuvo subas de entre 117,9% Noroeste) hasta 140,9 % (Patagonia), por encima de la inflación acumulada que fue de 107% en igual periodo. Es el resultado de la liberación de precios de un sector altamente concentrado en el que 3 empresas (La Serenísima, Sancor y Danone) representan el 75% de las ventas.
La rentabilidad de estas empresas se refleja también las fortunas personales de sus dueños. Pagani de Arcor o la familia Pérez Companc del Grupo Molinos, figuran cada año en el ranking Forbes de multimillonarios. Luis Pérez Companc y familia, tienen una riqueza estimada de 4.200 millones de dólares, ubicándose en el cuarto lugar dentro de los 50 más ricos del país. Luis Alejandro Pagani & hermanos ocupan el puesto 19 y 20 con una fortuna valuada en 1.200 millones de dólares.
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Changos vacíos
La comercialización de alimentos también presenta niveles elevados de concentración en manos de grandes firmas. Según un informe realizado por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia años atrás, apenas 6 grandes cadenas de supermercados concentran el 80% de las ventas en el país. Estas son: Carrefour (Francia), Cencosud (Chile) —dueña de las tiendas Disco, Jumbo y Vea—, Coto (Argentina), Walmart (Argentina, adquirida Francisco De Narváez en 2020) —que incluye la cadena Chango Más—, La Anónima (Argentina) y Día (España).
Sin dejar de lado las contradicciones propias de la economía nacional y de la estructura productiva atrasada y dependiente, que influyen en la conformación de los precios de los alimentos, como el precio de los commodities o factores climáticos, entre otros. Durante el primer año de Milei fue notorio que las remarcaciones salvajes en los precios de alimentos -que no se retrotrajeron- fueron la base de las millonarias ganancias que amasaron grupos como Arcor, Molinos y Mastellone. Se dieron en un marco de desregulación y liberación de precios promovidos por el Decreto 70/2023 que contiene las “Bases para la reconstrucción de la economía argentina” de la actual administración.
La consecuencia de estos abusos de las empresas alimenticias y supermercados, fue el desplome del consumo por la caída del poder de compra de los ingresos. En el mes de octubre las ventas en grandes supermercados y autoservicios cayeron 20,4% en relación a igual mes del año pasado. En una nota de Diario.ar la periodista Natalí Risso logró acompañar con distintos testimonios esta realidad que está a la vista de todos. Changos cada vez más vacíos, a pesar de las distintas promociones que buscan reanimar al consumo que hace meses se encuentra hundido.
En el mes de noviembre, a través de la Resolución 1212/24, el gobierno continúo con la eliminación de regulaciones y cupos para abastecimiento en bienes básicos que impactan la mesa de las familias como lácteos y carne vacuna, que en el último mes alcanzó un mínimo en 30 años.
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Las regulaciones de precios ya conocidas no lograron resolver el problema de fondo, fueron parches del momento. La liberación y desregulación de Milei tampoco, sólo fueron funcionales a las ganancias de los grandes grupos del sector. La posición dominante que tienen estas empresas es parte del problema a atacar. En una entrevistarealizada por este medio al economista Martín Schorr señalaba la “centralidad estructural de estos segmentos capitalistas en la definición del comportamiento de variables económicas relevantes como, entre otras, el balance de pagos, la inversión, la formación de precios, la ecuación fiscal, el mercado de trabajo, los salarios y la distribución del ingreso”. Siendo esa centralidad la que les permite “un poder de veto ostensible y determinante sobre el funcionamiento estatal, que por lo general han hecho jugar a su favor y se ha manifestado de maneras diversas: corridas cambiarias, subas de precios, reticencia inversora, obtención de una amplia gama de prebendas, “colonización” de ciertos espacios de la gestión pública, etc.”
Para que comer no sea un lujo y esté garantizado en un país productor de alimento, es preciso plantear un conjunto de medidas que enfrenten a estos grupos concentrados. En primer lugar, la recomposición de salarios y jubilaciones para hacer frente a la pérdida de poder adquisitivo. La apertura de los balances contables de alimenticias y supermercados para conocer sus verdaderos costos y evitar remarcaciones y el fraude laboral sobre sus trabajadores; el control del comercio exterior en manos de un monopolio estatal para enfrentar las maniobras de subfacturación de las grandes agroexportadoras, terminar con el pago de la fraudulenta deuda externa. Son medidas que deben articularse y discutirse ampliamente, entre los sectores populares con el objetivo de tirar abajo el plan de ajuste de Milei, los grupos económicos y el FMI, y plantear una salida de otra clase a esta crisis.
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