Uniformada, con su hija Julieta en brazos y acompañada de su pareja y de uno de sus jefes del cuartel de bomberos de Villa Rumipal, Daniela Vilá llegó a La Voz para recibir su diploma de finalista en el concurso Personalidad Cordobesa 2024. La bombera voluntaria se había hecho viral por llevar con ella a su beba recién nacida mientras colaboraba con los incendios en Calamuchita.
Pese a estar de licencia por maternidad, Daniela insistió en contribuir con el operativo para mitigar el fuego. Su jefe le asignó el registro de las llegadas y salidas de los aviones hidrantes, el manejo de la radio, de los teléfonos y de otras tareas administrativas. Su hija tenía sólo un mes de vida y estuvo a su lado mientras desempeñaba una tarea segura para ambas, pero que requería compromiso y dedicación.
La finalista hoy no sólo es integrante del cuartel de Villa Rumipal, sino que también colabora en la formación de otros bomberos voluntarios que comienzan a capacitarse. Su trabajo en un ámbito liderado tradicionalmente por hombres sienta un precedente para las próximas mujeres bomberas y para aquellas madres que buscan ayudar en el combate de los incendios.
Emocionada por el reconocimiento de este diario, Daniela contó que para ella el cuartel es una segunda casa y aseguró que Julieta seguirá siendo parte de él en el futuro. También destacó la necesidad permanente de captar a más voluntarios debido a que se trata una actividad difícil de combinar con los trabajos principales de los 27 integrantes del voluntariado.
–¿Por qué elegiste ser bombera?
–Llegué a Córdoba en julio de 2013 y en septiembre fue el incendio grande de Yacanto. Yo trabajaba como periodista para una radio y para un diario, así que fui a cubrir y a sacar fotos en los incendios en San Miguel de los Ríos. En la desesperación, un bombero me dijo que ayudara en vez de sacar fotos, y aunque yo le contesté que lo hacía mostrando lo que pasaba, me quedaron resonando sus palabras. Años después, hubo otro incendio cerca de la reserva Pumakawa, donde trabajaba de voluntaria, y queriendo ayudar con unas mochilas de agua que nos habían dado, hice todo mal. No tenía idea de cómo funcionaban o de qué tenia que hacer. Ese año me fui al cuartel a preguntar cuándo abrían las inscripciones porque tenía que aprender. No podía salir a apagar un incendio sin saber cómo hacerlo.
–Más allá del homenaje individual, ¿qué creés que se está valorando con este reconocimiento?
–El trabajo incansable de los voluntarios. Los incendios en Córdoba nos tienen preocupados a todos y visualizar el trabajo en el cuartel es importante. Esto sirve para que nos acordemos de los bomberos siempre, no sólo cuando hay incendios. El mensaje es que ayuden, que se acerquen al cuartel que tengan más cerca a preguntar qué hace falta. Cuando hay fuego, el pueblo está, pero la invitación es a tenernos en cuenta durante todo el año.
–¿Que quisieras transmitirle a tu hija a través de tu trabajo como bombera voluntaria?
–Quiero que ella también desarrolle esta capacidad de ayudar sin esperar algo a cambio, porque los bomberos nunca esperamos nada a cambio. Somos así, son parte de nuestros valores el sacrificio y la abnegación, y yo quiero que se lleve eso. Quiero que cuide el ambiente del lugar donde vive, que ayude a quien pueda desde su lugar, que no le sea ajeno ir a un cuartel, que crezca viendo eso, que aprenda jugando lo lindo que es ayudar.