Tratando de ubicarme en un lugar humilde para mí, primero, es necesario en el día a día, en mi día a día” así describe Gastón Pauls el trabajo de la Asociación Civil La Casa de la Cultura de la Calle. Ahora ese trabajo hecho de charlas públicas y privadas, eventos, discos, creaciones y más, adquiere la forma de un nuevo disco Canciones de Libertad, donde Benjamín Amadeo es la voz detrás de la producción ejecutiva de Nicolás Pauls. Son canciones que nacen de una premisa y cuyas letras salen de talleres de escritura que lleva a cabo la Asociación con sus participantes. Sigue Pauls: “Necesito hacer el trabajo que estamos haciendo. Recién lo pensaba porque estaba contestando algunos mensajes de gente que escribe en la madrugada, que son los horarios más tristes. Y pensaba que bendición poder hacerlo, poder responderle bien a gente que necesita una mano. Me parece importante que yo lo hago, más allá de lo que le suceda al afuera. Es importante en mi proceso de recuperación”. Y suma respecto de la novedad discografica que pueden encontrarse en plataformas: “Salió un tema que cantó Benjamín Amadeo, que habla de la libertad. Que un pibe que se estaba muriendo pueda cantar de la libertad de su recuperación es impresionante. Antes fueron Fito, Spinetta, Mollo, y eso es muy estimulante. Para mí es muy importante. Fuimos un nexo necesario, mucho más simple de lo que parece (a veces fue mandar tres mensajes para que un músico lo viera). La Casa de la Cultura de la Calle viene a ser una muestra más, porque lo han hecho muchos antes, de que a veces es simple conectar la necesidad, la expresión, con canales para que esa expresión sea vista”.
—¿Qué descubriste que no esperabas encontrar en estos 20 años de trabajo?
—Mucha gente se sumó, de una manera absolutamente desinteresada. Antes esto voy a contar el comienzo del primer disco de canciones de cuna. Yo llamé a Mollo, teníamos como 20 o 30 canciones escritas que habían hecho los chicos, chicos a los que no les habían cantado una canción de cuna. Me parecía un hecho reparador. La letra que está cantando Benja Amadeo habla de libertad.
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—¿Qué sentís que hace el arte por estos pibes y pibas, como vos les decís?
—A veces en muchos lugares tristemente les da la espalda. El arte, me refiero, a lo institucional. A veces no tienen acceso a ciertos lugares, o si dicen que vienen de un barrio popular o villa no los toma. Estoy hablando de teatros, de museos. Creo que se ha abierto mucho el mundo cultural de todas formas. Tampoco quiero categorizar, poner de tal lado a los que tienen la posibilidad y los que no. En muchos de ellos, el arte, expresar lo que les pasa, se convirtió en su canal de conexión con el resto del mundo, una herramienta que muchos de ellos no sabían que tenían. Se convirtió en muchos en su faro de libertad, nadie los condiciona en como escribir, como pintar, como crear. Nadie les dijo cómo hacerlo.
—¿Cuán difícil es llevar adelante este proyecto?
—No es fácil. En 20 años tuvimos de todos. Dijimos muchas veces “cerremos la puerta”, y lo dijimos porque estabamos bancando todo nosotros este tiempo. Todos los que estamos laburando en esto sabemos que hay un montón de momentos que son así. Es lo que es, a veces se simplifica un poco (y te dan una donación). Pero la demanda es grande. Se va sosteniendo por una inmensa noción de necesidad externa que hay, e interna también (nosotros necesitamos hacerlo).
No esta programado para el 2027 que no haya drogas en el mundo. Es una situación muy compleja.
Las ayudas y los esfuerzos
J.M.D.
—¿Qué lugar común te gustaría erradicar en torno a alguien que se recupera de una adicción?
—Trato, en mi caso, hablo de adictos en recuperación. Hoy no. Pero yo a esta hora estoy en un grupo de adictos. Y a la tarde voy a grupos presenciales. Lo que creo sobre el juicio y prejuicio que hay es que es moral. Es “si querías consumir merca, jodete”, “si querías consumir paco, jodete”, “si no queres mal, deja”… ojalá fuera tan fácil. Hace décadas que la Organización Mundial de la Salud habla de una enfermedad pandemica, porque está en todo el mundo. No trae solo problema a quien lo hace, si no para su círculo familiar. Tarde o temprano puede afectar al resto de la sociedad. La última campaña fuerte fue hace 27 años. Es el momento de hacer una campaña de prevención y cortar con los prejuicios. Entender que el adicto es parte de la sociedad, que hay mucha invitación a que la gente consuma, lo que todavía no hay es conciencia que el adicto es una persona valiosa, que estuvo en el infierno y salió (esto puede salvar al vida del hijo de cualquier prejuicioso: una charla en un colegio es algo muy imporatabte). Estamos todos muy interconectados. Primero, es importante dejar de tener prejuicios y juicios de valor. Es una enfermedad muy compleja que se le puede ocurrir a cualquiera. Nosotros trabajamos a veces muy solos y a veces con gente que cree en nosotros. Desde voluntades, tiempo para atender o para dar una charla, hasta ayudas concretas (como donaciones, como ofrecernos un techo).