La planta de lavanda es una de las favoritas en los jardines debido a su fragancia, sus hermosas flores de color violeta y sus propiedades relajantes. Sin embargo, embellecerla y mantenerla con un aspecto radiante requiere de ciertos cuidados y recomendaciones. A continuación, te presentamos algunas pautas para que tu planta de lavanda luzca espectacular:
Ubicación adecuada: La lavanda necesita al menos 6 horas de luz solar directa al día para florecer y desarrollarse correctamente. Por lo tanto, es esencial encontrar un lugar en tu jardín que reciba suficiente luz solar para colocar tu planta de lavanda.
Suelo bien drenado: La lavanda no tolera el encharcamiento, por lo que es importante que el suelo donde la plantes tenga un buen drenaje. Puedes mejorar la capacidad de drenaje agregando arena o grava al suelo antes de plantar la lavanda.
Riego adecuado: La lavanda es una planta poco exigente en cuanto al riego, ya que prefiere un suelo ligeramente seco. Riega la planta solo cuando el suelo esté seco al tacto, evitando regar en exceso para evitar que las raíces se pudran.
Poda regular: Para mantener una planta de lavanda compacta y con un aspecto atractivo, es necesario realizar podas regulares. Al finalizar la floración, recorta los tallos aproximadamente un tercio de su longitud para fomentar el crecimiento de nuevas hojas y flores.
Fertilización moderada: La lavanda no requiere mucha fertilización, ya que un exceso de nutrientes puede afectar su desarrollo y producir un crecimiento esponjoso. Aplica un fertilizante balanceado y orgánico una vez al año en primavera para proporcionarle los nutrientes necesarios.
Control de plagas y enfermedades: Al igual que todas las plantas, la lavanda puede verse afectada por plagas y enfermedades. Inspecciona regularmente las hojas y tallos en busca de signos de infestación o enfermedad, y toma medidas para controlarlos a tiempo, utilizando métodos orgánicos si es posible.