Detrás del plan estratégico estuvo el presidente de China, Xi Jinping, que hace años proyectó convertir a la liga china en la “NBA del fútbol”. Inversiones millonarias de empresas privadas en los clubes, la construcción de 70.000 nuevas canchas en todo el país e inclusión del fútbol como materia obligatoria en las escuelas fueron los ejes que debían llevar a China a ser una potencia mundial en 2050. Quedan 25 años por delante, pero el proceso registra más retrocesos que avances.
Como consecuencia de su creciente descapitalización, en la pretendida “NBA del fútbol” acaba de desaparecer del profesionalismo el Guangzhou Evergrande, el equipo con más títulos (ocho), con siete ligas consecutivas entre 2011 y 2017, y doble campeón de la Liga de Campeones de Asia. Siguiendo con el paralelismo, es como si en la NBA dejaran de existir los Boston Celtics o Los Angeles Lakers.
La agonía de Guangzhou empezó en 2022, cuando fue descendido a segunda división por los problemas financieros de su principal accionista, el promotor inmobiliario Evergrande Real Estate Group, que compró al club en 2010 y años más tarde se asoció con el gigante del comercio electrónico Alibaba (40 por ciento). El hundimiento del mercado inmobiliario en China le provocó a Evergrande deudas por 300.000 millones de dólares, incluyendo el abandono de la construcción de un estadio para 80.000 espectadores.
En un comunicado público, Guangzhou expresó: “El club intentó de diversas maneras acceder al fútbol profesional. No obstante, y como consecuencia de la pesada deuda histórica, los fondos logrados no han sido suficientes para cancelarla. Expresamos nuestras sinceras disculpas a todos los seguidores de la comunidad y apreciamos mucho la comprensión y el perdón de todos los aficionados”.
La Federación China de Fútbol, que desde hace un par de años estableció estrictas reglas para limitar los montos de las contrataciones y los salarios de los futbolistas, excluyó a Guangzhou de la lista de 49 clubes que participarán en las ligas profesionales de 2025.
El futbolista argentino que conoció la época de expansión y crecimiento de Guangzhou Evergrande fue Darío Conca, que entre 2011 y 2014 convirtió 54 goles en 99 encuentros para la obtención de seis títulos. A mediados de 2011, Guangzhou Evergrande compró el pase de Conca por 8,2 millones de euros para Fluminense y le firmó un contrato –10,5 millones de euros por año- que por entonces lo transformó en uno de los tres jugadores mejores pagos del mundo, junto con Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.
Poco después de su retiro del fútbol, en 2019, Conca recordaba sobre su privilegiada condición económica: “Fue difícil. Me incomodaba un poco, porque sólo se hablaba de lo que cobraba y parecía que no valía lo que hacía en el campo. Daba un poco de vértigo… pero también felicidad por lo que había logrado. Se decía que era el mejor pagado, el tercero… Creo que estaba en el top 10 dependiendo de los ingresos por imagen. Trabajé duro, me entregué al máximo y aproveché la oportunidad”.
El dispendio de Guangzhou Evergrande, que tuvo en Conca a uno de sus primeros exponentes, continuó en los años siguientes con la incorporación del goleador colombiano Jackson Martínez, en 46 millones de euros a Atlético de Madrid, récord para el fútbol chino. Otros refuerzos fueron Lucas Barrios (8,5 millones a Borussia Dortmund) y Paulinho (14 millones a Tottenham y luego 42 para recomprarlo al Barcelona). También puso al equipo en manos de directores técnicos de prestigio y costosos, como Marcello Lippi y Luiz Felipe Scolari.
Según el periodista Nahuel Lanzón, especializado en el fútbol de Asia, África y Oceanía, Guangzhou daba pérdidas por 200 millones al año, que eran solventadas por un Evergrande que todavía no había entrado en recesión.
Así, 2017 y 2018 fueron años de delirio económico en el fútbol chino, autorizado por el Gobierno central a gastar más, mientras inyectaba fondos para posicionar sus competencias en el escenario global. Un objetivo que ahora lleva adelante Arabia Saudita. Carlos Tevez, que había vuelto a Boca desde Juventus, no resistió la oferta y se fue a jugar a Shanghai Shenhua por la mareante cifra de 38 millones de euros por temporada, suficiente para ser el mejor remunerado del mundo en ese momento. Solo jugó 20 partidos, con cuatro goles y cinco asistencias. “Me arrepiento de haber ido a China. Fue una de las malas decisiones que tomé en mi carrera, me di cuenta desde el primer día”, dijo Carlitos, a la vuelta.
Shanghai SIPG no quiso ser menos con los 24 millones que le pagaba al volante creativo brasileño Oscar, que dejaba a Chelsea. De ese maná también bebieron Javier Mascherano, que se fue de Barcelona a Hebei Fortune -disuelto en 2023- por 23 millones por dos temporadas, y Ezequiel Lavezzi, también en Hebei, con un salario anual de 27,6 millones para que dejara Paris Saint Germain.
A partir de 2019, la burbuja del fútbol chino, inflada artificialmente, sin repercusión en asistencias a las canchas y escasa figuración en las grandes cabeceras del fútbol internacional, quedó a punto de explotar. La pandemia y la suspensión del fútbol durante un año, sumado a los perjuicios económicos de las empresas que aportaban dinero, dieron el golpe de gracia. Debido a la cesación de pagos, Hui Ka Yan, fundador de Evergrande, fue detenido en 2023. Guangzhou descendió a segunda en 2022. “La crisis de Evergrande arrastró a todo el sector inmobiliario chino: varias empresas y constructoras entraron en default. Proyectos paralizados por todo el país. Un efecto dominó que sacudió el 29% del PBI chino”, escribió Lanzón.
Al fútbol chino le llegó el momento de la austeridad, de centrarse en lo formativo en un país con más de 1000 millones de habitantes, la segunda población mundial, detrás de la de India. Con menos resonancia que la de Guangzhou, simultáneamente se conoció la disolución de Cangzhou Mighty Lions y Hunan Billows, de la tercera división. En estos momentos no hay ningún futbolista argentino en la primera división china.
Cerrado el grifo que atrajo a figuras y nombres rutilantes, la Federación China de Fútbol hizo acto de contrición: “Solo mirando a largo plazo, manteniendo la operación financiera en un estado saludable e invirtiendo en la juventud con paciencia, los clubes tendrán un futuro robusto”.
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