Ajuste en Cancillería: Werthein avanza sobre las embajadas de Uruguay, España y las jubilaciones de diplomáticos

Gerardo Werthein continúa con el proceso de reestructuración del Ministerio de Relaciones Exteriores. Desde que sucedió a Diana Mondino, el canciller de Javier Milei está decidido a aplicar la «motosierra» económica e ideológica en la cartera para alinear al cuerpo diplomático con la línea de Casa Rosada.

A medida que avanzan las medidas de ajuste, los cambios en las embajadas, la reducción de sueldos y la jubilación de diplomáticos se perfilan como ejes clave de su gestión, con la mirada puesta en recortar costos y eliminar lo que considera «privilegios» del cuerpo diplomático.

En los últimos días, la Cancillería tomó una serie de decisiones que sacudieron la estructura diplomática y la política exterior, considerada una de las políticas de estado más estables desde el retorno a la democracia. La salida del embajador en Uruguay, Martín García Moritán, apenas mostró la punta del iceberg de un proceso que podría involucrar a varios funcionarios de carrera. 

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Werthein pisa fuerte en Cancillería y le pone su impronta con despidos

En el decreto de traslado de Moritán, firmado por el presidente Milei y el canciller, se detallan «razones de servicio» para justificar el traslado del diplomático. Según lo estipulado por la Ley 20.957, los embajadores deben jubilarse al cumplir los 70 años, y en el caso de Moritán, que tiene 71, el ajuste no hizo más que cumplir con la normativa. El mismo criterio se aplicó a otros embajadores, como Juan Carlos Valle Raleigh, de Bélgica, y Claudio Pérez Paladino, de Sudáfrica. 

Cambios en Cancillería: jubilaciones y nombramientos clave

Sin embargo, esta medida, que se suma a otros retiros voluntarios de embajadores de carrera por motivos de edad según supo PERFIL, va más allá de la jubilación forzosa. Mientras el Gobierno negocia para ocupar el puesto de Moritán, ocupado interinamente por el ministro Luis Albero, también se apura en definir otros reemplazos vitales para la diplomacia argentina, como el embajador en España que aún sigue pendiente tras la candidatura de Alejandro Alonso Saiz.

Los cambios en las designaciones, en tanto, obedecen a una lógica del Gobierno de nombrar embajadores «activos» que apuntalen la estrategia comercial, como el caso de Alec Oxenford, empresario y flamante embajador en Estados Unidos.

El exembajador ante Uruguay, Martín García Moritán, y el presidente Luis Lacalle Pou

Paralelamente, se inició un proceso para evaluar la posibilidad de reducir el número de embajadas, unificando sedes diplomáticas para reducir costos y trasladando funciones clave a otras dependencias gubernamentales. 

En el caso de Uruguay, por ejemplo, se plantea la fusión de la Embajada en Montevideo con la representación argentina ante la Alianza Latinoamericana para la Integración (ALADI), lo que implica un ahorro significativo en recursos. El gobierno de Milei también evalúa otras fusiones, como la de la Embajada en Roma con la representación ante la FAO, y podría continuar con más cierres o fusiones de sedes diplomáticas, en función de la premisa de achicamiento del estado que pregona. 

La estrategia de Gerardo Werthein

La reestructuración de la Cancillería también está marcada por un enfoque político claro: Werthein fue enfático al señalar que la política exterior argentina debe estar alineada con las ideas del presidente Milei. Así lo estableció el exembajador ante Estados Unidos después de suceder a Diana Mondino, quien fue removida tras la votación en contra del embargo a Cuba en la ONU. La excanciller había sido la encargada de aceitar el vínculo de Argentina con países como China o Brasil en el primer tramo del gobierno libertario, en función de los exabruptos de Milei que pusieron en juego la relación con los dos principales socios del país.

Javier Milei y Gerardo Werthein.

Una vez en el cargo, Werthein comenzó a buscar perfiles «leales» y «alineados ideológicamente» a la agenda libertaria, definida en contra de la progresista o «woke»- para ocupar los puestos clave de la planta del Palacio San Martín. Esto ocurrió incluso considerando la posibilidad de nombrar a funcionarios que no sean de carrera.

La toma de mando de Werthein también tuvo repercusiones internas en la Cancillería, donde el clima de incertidumbre y tensión creció en los últimos meses en línea con la creciente influencia de Casa Rosada – de la mano del triángulo de hierro compuesto por los hermanos Milei y Santiago Caputo- para delinear la nueva política exterior.

La «persecución ideológica» en Cancillería

En tanto, el presidente Milei y su canciller dejaron claro que no se tolerarán disidencias dentro de la Cancillería respecto a la nueva bajada de línea «anti progresista», que incluye la descalificación de la Agenda 2030 o la retirada del Pacto del Futuro, dos iniciativas de la ONU que contaron con el respaldo de numerosas naciones, incluidas potencias como Estados Unidos, China y la Unión Europea.

Quién es Gerardo Werthein, el nuevo canciller argentino | Noticias

En palabras del propio Milei, los diplomáticos que no se alineen con la nueva línea política serán considerados «traidores a la patria» y deberán ser desplazados. Esta postura, reflejada en una polémica carta al Servicio Exterior de la Nación en octubre pasado, generó inquietud en los círculos diplomáticos, que temen que la Cancillería se convierta en un terreno de purgas ideológicas.

«Cada uno es libre de pensar y militar sus ideas políticas. Pero trabajar de diplomático es un trabajo por el que le pagan, su misión es ejecutar la pea que fija el presidente. Son de excelente formación pero puede haber habido confusiones de lo que tienen que ejecutar es ideas propias y eso sería contra la ley, lo que tenemos que hacer es alinear que hay una sola visión que no es del presidente sino que votó el 55% de los argentinos. El que no lo haga está faltando a la ley», explicó Werthein al respecto en noviembre pasado, entrevistado por LN+.

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El proceso de reestructuración de la Cancillería va en línea con el ajuste implementado por el gobierno de Milei para optimizar el uso de recursos públicos. A las remociones de embajadores y altos funcionarios se suman las renuncias masivas de diplomáticos que decidieron adelantar su jubilación. En apenas una semana, más de 13 diplomáticos presentaron su solicitud de retiro, una cifra que supera ampliamente el promedio mensual de jubilaciones en el servicio exterior.

Por su parte, el mandatario y su canciller continúan con la idea de modificar la estructura de la Cancillería para dar lugar a nuevas figuras políticas que no necesariamente provengan de la carrera diplomática. En lugar de mantener la figura tradicional de los embajadores, Werthein explora la creación de «Agencias Nacionales» que asuman las funciones administrativas de las representaciones, permitiendo un mayor control sobre los nombramientos y la orientación ideológica de la diplomacia argentina.

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