Julieta Guardia, madre de Ibrahim, uno de los bebés fallecidos en el hospital Neonatal de Córdoba, declaró en el juicio por jurados y acusó a la enfermera Brenda Agüero al decir que “confió” en ella y que presintió que “algo no estaba bien” con su bebé minutos después del parto.
En el séptimo día del debate, esta semana comenzaron la declaración de los padres de los bebés fallecidos en el hospital y una vez más la enfermera fue señalada como responsable de haberles inyectado potasio o insulina.
“Me suben a la sala de preparto. Me reciben médicos. No recuerdo sus nombres, pero sí los rostros de ellos y el de ella (mira a la Agüero) porque ella estuvo en la sala de preparto, en la sala de parto y en la de recuperación”, contó frente al jurado popular y el tribunal.
Aunque sostuvo que no cruzaron palabras, sí manifestó que tuvo la oportunidad de verla: “Yo confié en ella, no sabía lo que estaba pasando».
Acerca del después del parto y las sensaciones que tuvo, relató: «Eran más de las 20, decido dejar a mi hijo en la cunita. Se durmió. Aproveché para darme una ducha y en ese momento dije ‘algo no está bien’, lo sentía en mi corazón. Siento un ambiente tenso y frío».
«Yo podía ver a mi hijo porque lo tenía enfrente de la ducha. Pensé que mi hijo estaba dormido, pero cuando salgo de ducharme y voy hacia la cuna de mi hijo y veo que Ibrahim ni siquiera se movía. Cuando lo giro ya estaba sin vida. Mi hijo ya estaba muerto. Fueron cinco minutos y mi hijo murió. Tenía los labios morados», describió.
En todo momento de su declaración Guardia lloró de manera desconsolada al recordar lo que ocurrió minutos después de que su bebé haya nacido.
Sobre el después y cómo continuó con su vida, la mujer expresó: “Necesito ayuda psicológica y psiquiátrica. Intenté quitarme la vida tres veces por no encontrar una salida. No entiendo con qué derecho o por qué lo hicieron. Sé que no hay respuesta alguna, pero es un dolor que me cuesta decir puedo sobrevivir con esta carga”.