Tras dar a conocerse la inflación el pasado 14 de diciembre, el Banco Central (BCRA) decidió reducir la devaluación administrada (crawlingpeg) que venía aplicando mes a mes del 2% al 1%.
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El gobierno había mencionado que iba a tomar esta medida cuando la inflación bajara a un 2,5%, dato que no fue y se corroboró un mes más que los precios se volvieron a acelerar. Sin embargo, alegando un buen estado de salud de la economía local, incomprobable para el 60% de la población pobre, la gestión libertaria avanzó en reducir un punto la devaluación mensual.
Muchos analistas ya se aglutinan desde la vereda de enfrente en contra de esta medida. Entre ellos, más allá de la oposición, se encuentran algunos personajes que, en algún momento, fueron referencia de la banda de Milei. Por ejemplo, Domingo Cavallo. Quien, sin haber dicho nada explícito sobre la medida, sí ya había dicho anteriormente, en su blog, que el precio del dólar oficial se encontraba retrasado y reclamaba al gobierno una devaluación para corregir el precio de la divisa internacional. Una devaluación que, expuso, tendría que ser del 20%.
Desde el gobierno, con diferentes argumentos, sostienen que no es necesario. Alegan que es posible mantener esta especie de paridad cambiara con el dólar. Contrariamente, es sabido que mantener el dólar retrasado ha significado serias erogaciones de las arcas nacionales, en algunos episodios, para evitar alzas en el precio de los diferentes dólares (MEP, CCL). Milei, Caputo y compañía, más allá de los pedidos de devaluación de diferentes sectores (empresarios industriales, el agro y, también, el FMI) piensan desafiar estas presiones y mantener el tipo de cambio en estos niveles, en realidad retrasarlo aún más, a pesar de contar con escasas reservas.
La apuesta de la ultraderecha en el gobierno, para poder mantener este equilibrio, aunque no sin roces por esta medida con lo burócratas de Washington, es que lleguen los dólares frescos del nuevo acuerdo con el Fondo. Se habla que podrían cerrar un nuevo acuerdo de entre 10 y 15 mil millones de dólares. Aún está por confirmarse.
Lo que poco se ha dicho de la medida auspiciada por Santiago Bausili, titular del BCRA, es que con estas políticas se seguirán beneficiando a los importadores, favoreciendo al acceso barato de los dólares que se encuentran en el Central. Claramente, a futuro, como estiman diversos especialistas, otra vez, debido a las menguadas reservas, esto puede provocar una presión por la alta demanda de este sector. Es una hipótesis que está por verse.
En la presentación de la medida, para concluir, figuran una serie de afirmaciones importantes: “En un contexto de recuperación de la actividad económica y aumento estacional de precios, tanto la inflación de los últimos meses como las observaciones de alta frecuencia confirman una inflación observada a la baja y por debajo de las expectativas relevadas en el mercado. El ajuste para el tipo de cambio continúa cumpliendo el rol de un ancla complementaria en las expectativas de inflación”.
Se denotan varias mentiras. La recuperación económica, en lo que se conoce como economía real, va a cuenta gotas. Luis campos lo demuestra en un hilo de X, donde detalla los nuevos puestos de trabajo que se crearon en octubre según SIPA. La recuperación es ínfima en relación a lo que venía sucediendo.
2. En comparación con un año atrás los números son desoladores: 186.814 trabajadores registrados perdieron su empleo (el 66,4% del sector privado, el 23,1% del público y el 10,5% de casas particulares) pic.twitter.com/ZXncOsz7rN
— Luis Campos (@luiscampos76) January 15, 2025
Además, la inflación, si bien se encuentra con tendencia bajista, sigue siendo elevada. La Libertad Avanza mira a los países “serios” cuando le conviene, pero se sabe que un índice de precios mensual del 2,7%, es una cifra elevadísima. En otras latitudes esa es la inflación anual.
Pero, además, más allá de la línea argumentativa libertaria, el atraso del dólar y el empoderamiento del peso, no es más que magia negra contable. Sumado a esto, la relativa “fortaleza” de la moneda nacional, lejos está de traducirse en los bolsillos de los trabajadores, que han visto durante 2024 como se derritió el poder real de sus salarios.
Esta vez el mercado no regula nada, el precio del dólar lo sostiene una política intervencionista de los libertarios. Tal vez, no hay “plan platita”, pero seguramente Milei juega su caudal político de domador de la inflación manteniendo el dólar a raya. El año electoral pesa y seguramente la sensación de estabilidad es lo que buscan mantener. Mientras, nuestros recursos, las reservas, se siguen esfumando y ubicándose en color rojo por un nuevo cuento de plata dulce que solo viven los sectores concentrados del poder financiero.
Sí, lo que se puede mencionar, es que este dólar “planchado” no es un beneficio como quieren hacer creer a la población en general y, a los trabajadores en particular, para fortalecer la moneda nacional. Aunque si beneficia a un sector que aun es clase media, con las importaciones y la posibilidad de veranear en el extranjero.
Mas allá de eso apuesta a desafiar la confianza de los inversores sobre el rumbo de la economía, dado el bajo nivel de reservas con las que cuenta hoy el Banco Central y la necesidad desesperada de Milei por obtener un nuevo préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) para engrosarlas.