Javier Milei se mostró feliz este lunes en la ceremonia donde su héroe Donald Trump tomó el cargo de presidente de Estados Unidos. El vínculo amistoso entre el derechista argentino y la nueva gestión norteamericana es publicitada casi a diario, en especial con el flamante funcionario (y hombre más rico del mundo) Elon Musk. Pero más allá de las sonrisas el panorama para la economía argentina es más que borroso.
En su discurso de asunción, Trump confirmó la creación del Servicio de Ingresos Externos para recaudar mediante aranceles a países extranjeros. ““Muchísimo dinero entrará en nuestros tesoro y el sueño americano volverá a ser real” afirmó, en línea con lo declarado antes de asumir: “Comenzaremos a cobrarles a quienes ganan dinero a costa de nosotros con el comercio, y ellos comenzarán a pagar, finalmente, su parte justa”. Su intención es imponer aranceles a China, México y Canadá.
Los Estados y las grandes multinacionales se vienen anticipando a las políticas proteccionistas de Trump dando por el resultado la devaluación de la moneda de China y Brasil (dos de los principales socios comerciales de Argentina) y la caída del precio de las commodities (productos que tienden a tener un precio unificado en el comercio internacional), en especial la soja. El agro y la industria argentinas ya comienzan a verse impactadas por la decisión de Milei de mantener el peso atrasado y desregular el comercio, a contramano del mundo.
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Además el comercio directo de Argentina hacia Estados Unidos podría verse resentido por los aranceles, el país tiene importantes exportaciones de minerales y carne, entre otras. En el primer mandato de Trump,pese a las buenas relaciones con Mauricio Macri, impuso aranceles a las exportaciones del país. El sueño de Milei de lograr un acuerdo de libre comercio parece lejano cuando desde la Casa Blanca están poniendo en cuestión el NAFTA (acuerdo entre los gobiernos de Estados Unidos, México y Canadá para reducir barreras comerciales).
El magnate noteramericano ya había dado un salto importante en la guerra comercial con China durante su primer mandato al subir los aranceles para los productos provenientes de dicho país y luego Biden los volvió a incrementar. Trump hizo campaña afirmando que financiará una reducción de impuestos internos (más que nada a los ricos) imponiendo un gravamen del 10% a todas las importaciones estadounidenses y un impuesto del 60% a los bienes procedentes de China, en las próximas semanas se verá cuánto hay de realidad y cuánto de discurso.
El panorama internacional es distinto al de 2016 cuando Trump inició su primer mandato, el agravamiento de las tensiones con China, la guerra en Ucrania, el genocidio de Israel sobre el pueblo palestino, y una economía global que no se recupera del golpe ocurrido durante la pandemia, plantean desafíos de difícil solución para el establishment estadounidense. Las internas dentro de la nueva gestión norteamericana para responder a este escenario hacen aún más impredecible que bandazos tendrán las políticas de la potencia imperialista.
Las cadenas de la deuda externa
El gobierno argentino afirma que está cerca de alcanzar un nuevo acuerdo con el Fondo y espera obtener pronto un desembolso de unos US$11.000 millones o más. Si bien Estados Unidos tiene un rol central en el FMI, los países europeos, Japón y hasta China tienen poder de decisión dentro del organismo. Y por más elogios que Trump o Elon Musk puedan hacerle a Milei, nunca entregarán dólares sin imponer mayores exigencias. Desde el organismo internacional no quieren repetir la historia del crédito otorgado a Mauricio Macri y que las divisas sean utilizadas para ser vendidas en el mercado a bajo; por este motivo las condiciones relativas al CEPO cambiario están en el centro de la negociación.
También es importante tener en cuenta que la suba de los costos para las empresas y los trabajadores de EEUU debido a los aranceles a la importación son un problema para los objetivos de la FED (el equivalente al Banco Central en Estados Unidos) de bajar la inflación. Es por esto que desde la entidad bajaron el ritmo de la reducción de la tasa interés, generando un problema adicional para frente financiero argentino. Si Luis Caputo pretende emitir nueva deuda externa para pagar los abultados vencimientos de este año y los siguientes, la tasa definida por la FED es el componente mínimo que deberá pagar (al que deberá sumar el que le impongan los grandes bancos y fondos de inversión).
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En cuanto a la vía de las inversiones para obtener dólares, no alcanza con las recomendaciones de Elon Musk en “X” para que las grandes empresas opten por destinar sus fondos a emprendimientos en Argentina. Aún si comenzarán a hacerlo el RIGI impulsado por el neoliberalismo a ultranza de La Libertad Avanza, da todas las facilidades a las multinacionales para sacar del país las divisas antes de que puedan darle oxígeno financiero al país sometido a una deuda externa impagable (y fraudulenta).
Cualquier «colaboración» entre Trump y Milei, sólo implica redoblar el sometimiento nacional. Como muestran las revueltas contra los planes de ajuste en el FMI en todo el mundo, el imperialismo empuja a millones a la miseria, a la vez que multiplica las luchas contra sus objetivos. Es clave recuperar los sindicatos para ponerle fin a la tregua de la burocracia sindical y construir un camino de lucha que lleve a la huelga general hasta derrotar el plan de ajuste del gobierno nacional y el Fondo Monetario Internacional.
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