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Si sos de las personas que se emocionan mirando jardines espectaculares en redes sociales, la buena noticia es que no necesitás ser un experto en paisajismo para replicar, al menos en parte, esos espacios que parecen sacados de una película.
Con un toque de creatividad y algunos consejos clave, podés transformar tu jardín en un lugar con encanto, estilo y personalidad.
Lo primero que notarás en un jardín bien diseñado es el uso inteligente de los colores y formas. Los paisajistas son expertos en saber combinar plantas y flores para crear un juego visual impresionante.
Y el secreto está en no limitarse a las plantas tradicionales. Combinar hojas de diferentes tamaños, colores y texturas ayuda a generar contrastes.
La clave está en la diversidad: las plantas con hojas finas, como la lavanda, junto a especies con hojas grandes y suaves, como los helechos, aportan un toque de sofisticación y personalidad.
Un buen jardín nunca es plano ni monótono. Los paisajistas saben que un espacio exitoso tiene que ofrecer diferentes atmósferas.
Si tenés un jardín grande, podés crear zonas diferenciadas para que se pueda disfrutar de distintas experiencias: un rincón para relajarte bajo una pérgola cubierta de enredaderas, una pequeña zona para leer rodeada de plantas aromáticas o un área de sol para plantas que requieran mayor exposición solar.
De esa manera, además de lograr un jardín increíble visualmente, cada rincón tendrá un propósito y será más funcional que nunca
Para generar esos espacios, se puede aprovechar el lenguaje de las texturas. Los paisajistas lo saben y las usan a su favor: jugar con diferentes tipos de materiales y plantas que se sientan y se vean distintas le dará un toque de profundidad y estilo al espacio.
Se pueden usar piedras, madera, metal y hasta cerámica para los bordes de los caminos o los detalles estructurales.
En cuanto a las plantas, se pueden mezclar especies de hojas finas con otras de hojas grandes o suculentas para crear una combinación visualmente interesante y que el jardín sea un festín para los sentidos.
Nada eleva más un jardín que incorporar agua y luz. Puede ser una pequeña fuente, un estanque o incluso algunos jarrones con agua que sirvan de punto focal y bebedero para las aves.
Pero lo realmente mágico ocurre por la noche, cuando la iluminación transforma todo. Se pueden usar luces suaves para crear ambiente y resaltar plantas o caminos.
Un par de focos bien ubicados pueden convertir el jardín en un lugar místico y acogedor, ideal para una cena al aire libre o una charla nocturna con amigos.
Para hacerlo con más sentido, es importante no pensar sólo en la estética, sino también en la sostenibilidad.
Cada vez más diseñadores eligen plantas autóctonas que no solo se ven geniales, sino que también requieren menos mantenimiento y agua y, como plus, atraen polinizadores y aves al jardín.
Las plantas nativas crean un espacio más ecológico y fácil de mantener. Además, pequeños detalles como un sistema de riego eficiente o compostar los restos orgánicos pueden hacer una gran diferencia. Un jardín encantador también puede ser un lugar responsable con el medio ambiente.
LA NACION
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