Mucho se había hablado en las horas previas al Villarreal-Real Madrid del poco descanso con el que llegaban los blancos tras la paliza de la Champions. Ríos y ríos de tinta, y de quejas, que poco o nada parecieron importarle a un Kylian Mbappé que en el Metropolitano jugó los 120 minutos y que llegó a La Cerámica como si nada de eso hubiera ocurrido. Fresco, activo y con más libertad de la que acostumbra al compartir frente de ataque solo con Rodrygo, y no con Vinicius, se echó a su equipo a la espalda para firmar un doblete que dio los tres puntos al conjunto blanco.
Quirúrjico, apenas dos disparos fueron suficientes para sumar su 19º y 20º gol de la temporada en Liga. Dos zarpazos que sirvieron, además de que para el Madrid asaltara el liderato a la espera de lo que hagan Atlético y Barça en el duelo estrella de la jornada, para que el francés se metiera de lleno en la lucha por un pichichi que hace no tanto parecía tener un claro dueño. Un Robert Lewandowski que ahora, con 21 goles en su haber, ve como la racha en el último tramo de temporada
Y de paso, la actuación estelar de Mbappé dio coba a un debate que colea cada vez más en boca de todo el mundo. ¿Juega mejor cuando no comparte campo con Vinicius? Casualidad o causalidad, cada cual puede juzgarlo, 10 de los 21 goles en LaLiga del francés llegaron sin el brasileño en el campo. Y sus dos mejores partidos en el campeonato doméstico sucedieron cuando el siete no estaba en el campo. Ya pasó hace mes y medio, cuando Mbappé firmó una primera parte primorosa ante Las Palmas que su habitual compañero de ataque vio desde la grada al estar sancionado.
La mitad de goles, sin Vinicius en el campo
Marcó dos goles entonces, como este sábado. Todos en la primera parte, donde compartió ataque con un Rodrygo con el que se asoció en múltiples ocasiones y mostró un entendimiento total con un Brahím que ejerció de enganche, dándole mucha más libertad en todo el frente de ataque y disfrutando tanto en la finalización como siendo eje de los ataques.
Kylian Mbappé celebra un gol en La Cerámica. / AP
«Ha sido letal. Si no es el mejor, está entre los dos o tres mejores. Cuando actúas contra rivales tan buenos y tan precisos en zonas de finalización, pues puede suceder esto», se resignó Marcelino. «El bacón del área lo tiene dominado, y lo sabemos, pero es que es difícil de contrarrestar», explicó sobre el segundo tanto del delantero parisino, que ee diluyó en lo ofensivo, como todo su equipo, en la segunda mitad.
A por el récord de Zamorano
Quizás, lo más probable, fruto del cansancio acumulado tras una semana dura para las piernas. Pero quizás también porque lo que hasta el minuto 60 eran dos delanteros y cuatro centrocampistas pasó a ser un 4-3-3 con la entrada de Vinicius por Brahím. En ese momento, coincidiciendo con la salida del brasileño, el Madrid optó por pertrecharse en el área a aguantar las acometidas del Villarreal.
Un tramo en el que Mbappé se vio obligado a fijar su posición como nueve, dejando la banda para un Vinicius que no estuvo muy fino a la hora de decidir. Y en el que pudo regalarle el hat trick al francés, pero a pesar de tener todo a favor para entregarle el balón a placer marró en su envío y fue interceptado por la defensa. Más madera mientras el francés suma y sigue.
Ya lleva 31 goles esta temporada y en el mes de marzo ya ha firmado el tercer mejor debut de un delantero en la historia del Real Madrid. Ya supera los 30 goles que sumó Ronaldo en la 02-03 y está solo a dos de los 33 que hizo Cristiano en la 09-10. El récord lo tiene Zamorano, que en su primer año hizo 37 goles. No parece que le vaya a durar mucho al chileno, al ritmo que ha imprimido el farncés.