Los radicales libertarios desafían el liderazgo de Martín Lousteau y blanquean sus intenciones de ser gobernadores en sus distritos

BRASILIA.- Mariano Campero, Luis Picat, Martín Arjol y Pablo Cervi son cuatro miembros del bloque de diputados nacionales de la UCR que llegaron en la noche del domingo a esta ciudad con toque futurista como parte de la delegación de legisladores vinculados al agro que participarán el martes de la primera Cumbre Sudamericana AgroGlobal junto con pares de Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile.

Además de eso, los cuatro legisladores nacionales son, junto con su par Federico Tournier, señalados por el Comité Nacional y suspendidos por la Convención de la UCR por haber acompañado al gobierno libertario en el veto a dos leyes clave: la reforma jubilatoria y la actualización de fondos para las universidades.

Horas antes de una reunión del bloque que preside Rodrigo de Loredo, y mientras sigue pendiente la resolución del tribunal de ética partidario sobre sus futuros en el centenario partido, tres de los cuatro diputados radicales libertarios (que ya están suspendidos en sus afiliaciones) hablaron con LA NACION. Lejos de arrepentirse, sostuvieron que apoyaron al oficialismo por convicción, y que no obtuvieron nada a cambio aunque reconocen que, según lo conversaron con el presidente Milei, les gustaría armar sus propias candidaturas a gobernador: Campero, a la de Tucumán; Cervi, a la de Neuquén; Arjol, a la de Misiones, y Picat, a la de Córdoba. Acusan al presidente del partido, Martín Lousteau, de “doble vara”, y afirman que, si son dejados fuera de la UCR, las deserciones y disidencias internas seguirán.

“Hay tres radicalismos: el de Lousteau y (Facundo) Manes, que están casi de novios con el kirchnerismo. Luego el nuestro, de los jugadores del interior, que tenemos los cojones para buscar las gobernaciones, y tenemos experiencia de gestión como Picat y yo, Arjol le pegó en el palo a la gobernación, y esa visión nos acerca bastante al Gobierno. Y después estás los del medio, con De Loredo”, dispara Campero, el único de los cinco radicales que participara de aquel asado en la quinta de Olivos con el que el Presidente agasajó a quienes defendieron su veto a las jubilaciones. “Entiendo las críticas, pero para mí que nos eche Lousteau es una medalla que nos colgamos. Le dimos los votos al Gobierno, pero también los diez mil palos (millones), los bonos en alza, la caída del riesgo país, esa ha sido nuestra colaboración”, agrega el exintendente de Yerba Buena. “No sólo no tenemos problema, nos hacemos cargo, y tenemos responsabilidades institucionales. La UCR sufrió dos golpes internos, y muchos de los que hoy nos critican a nosotros, o a Milei, le han hecho la cama a (Fernando) De la Rúa, como (Federico) Storani”, dispara el legislador tucumano.

¿Recibieron algo a cambio? “Lo anticipamos con mucho tiempo, LA NACION publicó que votábamos distinto al bloque, y vamos por la gloria, que cada uno de nosotros vaya por ser gobernador. A Lousteau lo veo fundiendo motor el año que viene, no va a ser senador ni diputado, y habrá un punto de inflexión en el partido”, culmina. Lousteau los había acusado de “traicionar a los jubilados a cambio de beneficios personales” luego de la fallida insistencia de la reforma jubilatoria en Diputados.

No menos desafiante se muestra el misionero Arjol. Primero aseguró, con ironía, que estaba “temblando” ante la posibilidad de una expulsión. Un rato después, afirmará que “en la UCR no se habla de las denuncias de fraude en las elecciones bonaerenses y sí de nosotros”. Dueño de un campo en San Javier, cerca de la frontera con Brasil, Arjol recordó que “Manes y (Pablo) Juliano votaron contra la Ley Bases y nadie los suspendió. El problema es que votamos con el Gobierno, no con el kirchnerismo”, se despacha.

Con modos más pausados, y mientras se alargaba la sobremesa en un hotel de esta ciudad, Cervi habla de “pragmatismo puro” a la hora de definir su voto en favor del primer veto, y su abstención en el segundo. Parte de una familia dedicada a la producción frutícola, recuerda que se afilió a la UCR en 2020, y reconoce que una eventual desafiliación no sería agradable, pero critica “a algunos que sacan el radicalómetro y nos lo tiran encima”. Fustiga además la “vocación destituyente” de distintos opositores miembros de su partido, y cree que “hay que sostener el esfuerzo que se está haciendo en lo económico”, alineado como sus pares con la política económica oficial.

Los radicales que colaboraron con Milei comparten la agenda de reuniones previstas para los próximos dos días con otros correligionarios que se mantienen en sintonía con las directivas de De Loredo, como los diputados Atilio Benedetti (Entre Ríos), Eduardo Vischi (Corrientes), Fabio Quetglas (Buenos Aires) o Victor Zimmerman (Chaco), senador en uso de licencia y flamante ministro de Producción de Chaco. “Ya están afuera, buscan salvarse solos”, dice uno de ellos en voz baja. “Decida lo que decida el bloque o el tribunal, es todo pérdida”, dice otro de los radicales orgánicos, preocupado por la imagen de disgregación que, por estas horas, transmite el partido de Alem e Hipólito Yrigoyen.

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