Radiografía: cómo la brecha económica yeducativa transforma la experiencia de ser madre

Mañana, en el Día de la Madre, buena parte de las familias argentinas tendrá su propio festejo particular y diferente. Algo parecido a la condición de «mamá», cuyo contexto varía muchísimo según el nivel socioeconómico de cada grupo familiar. Y eso afecta -y condiciona- la salud mental y el desarrollo de madres e hijos.

Algunas de esas diferencias fueron identificadas y analizadas por un equipo del Observatorio de Desarrollo Humano y Vulnerabilidad (ODHV) de la Universidad Austral. Las investigadoras acaban de publicar el informe «Indicadores de la desigualdad de la maternidad argentina: desafíos que enfrentan las madres en la crianza en contextos más y menos vulnerables». El trabajo resume, con una gran cantidad de datos actualizados, cómo maternan hoy las mujeres en Argentina. Y lo que muestra es una cantidad significativa de desigualdades.

El estudio, que combina diversas publicaciones del Indec, Unicef y 211 encuestas y entrevistas propias realizadas durante 2023 en el Amba, comienza analizando la cantidad de mujeres de 15 a 19 años que ya son mamás. Lo llamativo en este grupo es la gran desigualdad ligada al nivel de ingresos.

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El 68% de los progenitores no convivientes incumple con pasar la cuota alimentaria

 

En el quintil más bajo de ingresos, el 19,1% de las chicas ya son madres o están embarazadas. La cifra va cayendo con la mejora del nivel socioeconómico, a punto tal que -ya en el quintil más alto- apenas el 1,3 % de chicas de esta edad es madre.

En otro tramo, la investigación se detiene a analizar como los padres acompañan a las madres en la crianza. El primer dato importante llegó al estudiar los hogares monoparentales. Para sorpresa de nadie, 8 de cada 10 de estos hogares está a cargo de la madre. Pero para agregar injuria a estas cifras, las investigadoras encontraron que, de la totalidad de los hogares monomarentales (con la mamá a cargo), prácticamente el 68% de los progenitores varones no convivientes incumple con su responsabilidad mínima: pasar la cuota alimentaria.

Dia Madre

Otras preguntas indagaron sobre cuantos padres acompañaron a la última consulta de salud de sus hijos. Entre los sectores no vulnerables, los padres sí estuvieron presentes en el 16,8% de los casos, mientras que en los sectores de menores ingresos, esa cifra cae hasta el 5,3%.

Algo parecido encontraron al revisar otros indicadores de crianza compartida, como el de ocasiones de lectura de libros y relatos de cuentos para los chicos. Invariablemente, ya fuera en sectores más humildes o acomodados económicamente, las mamás pasaban más tiempo en estas actividades que los papás.

Convivencia temprana

Otro aspecto que les llamó especialmente la atención a las investigadoras es el de la convivencia temprana: «A mí me impactó mucho como influye en estos temas el nivel de educación de las mamás». Cuanto más bajo es éste, más empeoran los indicadores», le dijo a PERFIL la doctora Lorena Bolzon, investigadora del ODHV. Y agregó: «esto indica que la vulnerabilidad social no es meramente un fenómeno económico, sino que trabajar sobre otros elementos, como más años de permanencia en la escuela, tiene una influencia importante en los aspectos sociales, de salud, maternidad y la calidad de vida de las mamás».

El dato clave en este sentido lo revela el hecho de que, en menores de 20 años, de entre las chicas que no terminaron su secundario el 17% ya son madres. Pero este porcentaje se reduce al 3% de madres entre quienes sí finalizaron esta etapa educativa.

Maternidad en la Argentina: cuando la decisión depende de la economía

Por otra parte, Bolzon, junto a las otras autoras del trabajo -María Sol González y Victoria Bein-también recordaron otro punto. «Nos impactó la cantidad de convivencias tempranas de menores de edad y cómo disminuye también la edad de iniciación sexual».

Según los datos del estudio, a menor edad, en el sector vulnerable, se incrementa la probabilidad de convivencia prematura: el 50,4 % de las menores vulnerables menores de 20 años conviven, mientras que entre las no vulnerables esa cifra cae al 12,6 %.

Pero al abrir las cifras en detalle, las desigualdades crecen. Por ejemplo, si se revisan los segmentos de edades de chicas de entre 12 y 15 años de edad, pertenecientes a los sectores más vulnerables, el 14,5% ya convive en pareja. Eso no pasa en su equivalente no vulnerable donde apenas hay un 1,1% de casos.

Ser mamá y tener una discapacidad

Además, el 43,1 % de las chicas que se encuadran en grupos «vulnerables» comenzaron a tener relaciones sexuales entre los 8 y los 15 años de edad. Dicho porcentaje disminuía al 19,2 % en los quintiles de mayores ingresos económicos de mujeres de la misma edad, que se integran en los segmentos no vulnerables.

“Hay mucho por hacer”, concluyeron las investigadoras. “Y algunas políticas públicas especialmente útiles serían las que ayuden a mantener a las chicas dentro del sistema educativo y a facilitar su acceso a la salud”. Es que ya simplemente la culminación de la escuela secundaria es uno de los factores que más aporta al desarrollo integral de las personas.

 

Dia Madre

Persiste el castigo físico

Aunque parece raro en pleno siglo XXI, las investigadoras recopilaron varios datos sobre el castigo físico de las mamás hacia sus hijos. Según el paper, «una de cada cuatro mamas (24%) que integran los segmentos económicamente vulnerables le da un «chirlo» a sus hijos». Esta conducta cae al 18% en segmentos altos.

Algo parecido ocurre con propinarle una sacudida. Lo más grave es que 4,8 % dijo haberlo golpeado con un cinturón (segmentos vulnerables) y 1,8 % de las mamás de los quintiles de altos ingresos también lo hicieron.

Por otra parte, aunque en menor medida, hubo algunas respuestas sobre «darle una paliza». Las expertas advirtieron que no les extrañaría que estas conductas “tengan un subregistro importante, dado que pocos adultos admitirán concretamente castigarse de esta manera”.

Todo esto contrasta, además, con las declaraciones acerca del «deber ser» objetivo. Es que apenas el 2,8% de las madres que integran los sectores más vulnerables y el 1,7% de mamás que pertenecen a segmentos de mayores ingresos afirmó que “para criar o educar correctamente a un niño se le debe castigar físicamente”.

Cifras

  • 8 de cada 10 hogares monoparentales tienen una mujer a cargo.
  • Casi el triple de mamás del sector vulnerable ejercen castigos físicos severos a sus hijos, en relación a madres de sector no vulnerable.
  • El 17% de las madres menores de 20 años no ha terminado la escuela secundaria.
  • El 3% de las mamás menores de 20 sí lo finalizaron.
  • En sectores vulnerables, el fallecimiento de hijos en la infancia llega al 6,1 %, mientras que en el sector no vulnerable es de 1,6 %.

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