El Papa Francisco pidió investigar si lo que ocurre en Gaza es un genocidio

“Lo que está ocurriendo en Gaza, que según algunos expertos parecería tener las características de un genocidio, debería ser investigado con atención para determinar si encuadra en la definición técnica que sostienen juristas y organismos internacionales”.

Claras y contundentes, son palabras del papa Francisco en su nuevo libro, titulado “La esperanza no defrauda nunca”, cuyos anticipos publicaron este domingo el diario La Stampa, en Italia y El País, en España. Saldrá a la venta el martes próximo.

Desde el principio de la guerra en Medio Oriente el Papa en reiteradas ocasiones lanzó llamados para un cese de fuego en la Franja de Gaza, para la liberación de los rehenes, el urgente ingreso de ayuda humanitaria y para negociaciones para la solución de dos Estados para palestinos e israelíes. En cada discurso por la paz, llamó a “rezar por Palestina”.

Recibió en audiencia a ex rehenes y familiares de víctimas de ambos lados, pero nunca hasta ahora había dicho que habría que investigar si es un genocidio lo que está ocurriendo en Gaza, donde según cifras del ministerio de Salud murieron más de 40.000 personas, la mayoría mujeres y niños. 

El Papa no es indiferente a este drama y es sabido que llama por teléfono todos los días, a las ocho de la noche, a la parroquia católica de Gaza, que se ha vuelto un refugio para al menos 500 personas y donde se encuentra el sacerdote argentino Gabriel Romanelli.

Escrito junto al periodista argentino Hernán Reyes Alcaide, excorresponsal de la agencia Telam, en ocasión del Jubileo, esta frase del Papa sobre la posibilidad de un genocidio en Gaza se encuentra en un capítulo sobre la esperanza de los migrantes.

“Reitero aquí que ‘es absolutamente necesario que se afronten en los países de origen las causas que provocan la emigración’. Necesitamos que los programas que se apliquen para este fin garanticen que, en las zonas afectadas por la inestabilidad y por las más graves injusticias, haya lugar para un desarrollo auténtico que promueva el bien de todas las poblaciones, en particular de los niños y niñas, esperanza de la humanidad”, apunta el papa Francisco, de 87 años, según los extractos del libro anticipados.

“Pensemos en recientes ejemplos que vimos en Europa. La herida aún abierta que es la guerra en Ucrania provocó que miles de personas debieran abandonar sus casas, especialmente durante los primeros meses del conflicto. Pero también hemos sido testigos de la acogida irrestricta de muchos países de frontera, como ha sido el caso de Polonia. Algo similar ha ocurrido en Medio Oriente, en donde las puertas abiertas de países como Jordania o Líbano continúan siendo la salvación para millones que huyen de los conflictos en el área: pienso especialmente a quienes abandonan Gaza en medio de la carestía que ha azotado a los hermanos palestinos ante la dificultad para que ingresen alimentos y ayuda a su territorio”, añade. 

Y es allí que puntualiza: “Lo que está ocurriendo en Gaza, que según algunos expertos parecería tener las características de un genocidio, debería ser investigado con atención para determinar si encuadra en la definición técnica que sostienen juristas y organismos internacionales”.

Reyes Alcaide, que escribió ya otros dos libros junto al Papa (”Latinoamérica”, en 2017 y “Les pido en nombre de Dios”, en 2022), explica que el libro fue el fruto de siete encuentros con Jorge Bergoglio, que fue corrigiendo el material y cuya última revisión fue en la primera semana de octubre. 

Centrado en el Jubileo de 2025, a través de seis rostros -una mujer embarazada, un pobre, un migrante, un civil atrapado en una guerra, y el rostro de un abuelo y su nieto-, Francisco reflexiona sobre las grandes preguntas que atraviesan nuestro tiempo: la familia, la desigualdad, las migraciones, los conflictos armados y el diálogo entre generaciones.

En el capítulo que se anticipó, sobre el rostro del migrante, el Papa cita “Las venas abiertas de América latina”, de Eduardo Galeano, al hablar de los saqueos y explotación que suele haber históricamente en sus países de origen. 

“Se ha instalado en los vínculos entre muchos países una cierta ficción que parecería dar cuenta de un supuesto intercambio comercial, pero es solo una transacción entre filiales que saquean los territorios de los países pobres y mandan sus productos y regalías a las casas matrices en los países desarrollados”, lamenta el Papa. 

“Me vienen a la mente, por ejemplo, sectores ligados a la explotación de recursos naturales del subsuelo. Son las venas abiertas de estos territorios”, acusa, citando a Galeano. “Cuando escuchamos a tal o cual dirigente quejarse de los flujos de migración que llegan desde África a Europa, ¿cuántos de esos mismos líderes se preguntan sobre el neocolonialismo que aún hoy subsiste en muchas naciones africanas?”, denuncia.

“Sabemos ya que la «teoría del derrame» no funciona ni dentro de la economía de un propio país ni dentro del concierto de naciones. Hay que apoyar a los países de las periferias, en muchos casos aquellos de origen de las migraciones, para neutralizar las prácticas neocolonizadoras que buscan perpetuar las asimetrías”, apunta. 

“Una vez que el mundo pueda avanzar en acuerdos para promover el desarrollo local de quienes de otro modo terminarían migrando, es importante que sus gobernantes, llamados a ejercitar la buena política, actúen de forma transparente, honesta, con amplitud de miras y al servicio de todos, especialmente de los más vulnerables”, concluye.

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