Muniain y un partido soñado ante River: cómo será su primera vez en un Monumental repleto

03/12/2024 10:34hs. Actualizado al 03/12/2024 10:40hs.

Cuando Iker Muniain llegó a la Argentina para firmar con San Lorenzo se habrá fijado muy rápidamente en el fixture del equipo que entonces dirigía Romagnoli y habrá señalado con el dedo el casillero de la fecha 24 vs. River. Para esto, en buena parte, vino. Para vivir en primera persona lo que tantas veces vio en una computadora desde el País Vasco entrando a links de dudosa procedencia y de madrugada, cerrando ventanas de spam publicitario una y otra vez hasta dar con la imagen. Jugar en el Monumental fue siempre un sueño para el mediocampista de 31 años. Una fantasía, acaso lejana, acaso platónica que este miércoles desde las 21 se va a hacer realidad.

Cierto es que el relato onírico que tantas veces se repitió a sí mismo lo tenía a él con una banda roja cruzándole el pecho, pero esto se acerca bastante. Cierto es también que el contexto tampoco es el que imaginó cuando leyó el cronograma de partidos al aterrizar en Ezeiza, con el Ciclón tan abajo, con el plantel “roto” y “jodido” según sus propias y crudas palabras tras la derrota con Belgrano. Pero el vasco tendrá en su corazón un lugar para el disfrute.

Le costará disimular el brillo de su mirada cuando salga a escena y vea, finalmente y desde el campo de juego, al Antonio Vespucio Liberti lleno con 84.593 hinchas de River. Hinchas que lo reconocerán con aplausos cuando la voz del estadio mencione su apellido y cuando salte a la cancha: y es que en este tiempo, desde hace más de una década, Muniain fue poco menos que un embajador riverplatense en Europa.

“River es un gran equipo que siempre me ha gustado, sobre todo por la gran fanaticada que tiene, siempre alentando. La verdad es que le admiro muchísimo”, contaba por primera vez en 2012, el inicio público de una historia de amor que tuvo su pico el 09/12/18, cuando se escapó en una camioneta de la concentración del Athletic un día antes de un duelo clave en Bilbao ante el Girona con su club en zona de descenso y entró al Bernabéu disfrazado “de barrabrava” para que no lo reconocieran y para alentar al equipo de Gallardo en la final eterna.

Muniain con la camiseta de River.

Muniain tiene devoción por River pero también por nuestro país, por nuestro fútbol y particularmente por Lionel Messi, al punto de que vio la final del Mundial de Qatar con sus hijos embanderados con la celeste y blanca. Por eso más allá de los sondeos que recibió al quedar libre del AB desde México, Brasil, la MLS o los países árabes la prioridad del nacido en Pamplona fue siempre vivir en primera persona lo que es jugar en Argentina.

Y la prioridad de esa prioridad, claro, era River: hasta último momento Muniain hizo saber a través de su círculo que esperaba una propuesta que jamás llegó. Más allá de una reunión ocasional de Matías Patanian en Madrid con su agente, desde Núñez nunca buscaron al volante en este mercado, ni bajo la órbita de un Martín Demichelis que públicamente no quiso “despertar falsas ilusiones” sobre su fichaje ni en el último tramo del libro de transferencias ya con el control total de Marcelo Gallardo.

Muniain posando con la bandera de River.

Su presente en el Ciclón

Lo cierto es que hoy la cabeza de Iker está en San Lorenzo, el club que le abrió las puertas y que también lo adoptó rápidamente como referencia. Con contrato hasta diciembre de 2025 (un vínculo que tiene una cláusula de rescisión unilateral cada seis meses si el futbolista quisiera activarla), Muniain ya lleva 12 PJ con el Ciclón, con dos goles y una asistencia, y es una de las banderas del equipo que comanda Russo y que no logra levantar en una temporada muy mala: 22° sobre 28 equipos en la Liga, suma apenas 44 puntos en la tabla anual y ya se resignó a no participar siquiera en la Sudamericana ‘25.

Sacar de ese pozo al CASLA es lo que ocupa por estos días la mente de Iker, aunque mañana cuando salte a la cancha las emociones se le van a mezclar…