Racing de Nueva Italia se regaló un triunfazo esperado: fue 2-0 ante el duro Alvarado de Mar del Plata con los goles de Matías Machado (23 años, llegado de Colegiales) y una actuación colectiva sólida. Ese Racing debió sortear una serie de problemas propios (y extraños), los que pusieron a prueba la planificación inicial del entrenador Diego Cochas, al punto que el empate parcial estuvo cerca de aguarle la fiesta.
La Academia sumó su primer triunfo en casa, en el estadio Miguel Sancho, y se fue arriba en la tabla de la Zona A con esos seis puntos que lo dejaron a uno de los líderes Gimnasia y Tiro de Salta y San Martín de Tucumán. Al mismo tiempo que alcanzó la línea de San Miguel y Deportivo Maipú de Mendoza.
El partido
En la cancha, el triunfo empezó a gestarse desde la superación de dos imprevistos importantes: dos lesiones que obligaron a recalcular una estructura planeada para sostenerse en la conducción de Germán Díaz, la movilidad de Pablo Chavarría y la entrega ofensiva habitual de Leandro Fernández, esta vez desde el lateral izquierdo.
Las salidas por lesión de Maximiliano Gutiérrez (sufrió mareos tras un golpe) y de Leonel Monti (sufrió luxación de hombro) obligaron a Racing a reacomodarse a los 25 minutos de juego. Alvarado también perdió un poco la línea porque Enzo Martínez (perdió el conocimiento por el golpe con Gutiérrrez) también salió por lesión a los 22 minutos. Martínez venía haciendo un buen partido y le estaba generando problemas al fondo local. Sin embargo, el primero en emerger de los imponderables fue la Academia. Y fue gracias a Machado el gran protagonista de la noche.
Porque le puso la cabeza a un centrazo de “Lei” y terminó en gol una jugada de la que había participado en su inicio. El camino pareció allanarse para la Academia y el estadio vibraba con ese 1-0 parcial.
Alvarado sintió el impacto de la desventaja, pero también leyó a Racing. Vio que la subida de Fernández no tenía una cobertura impermeable y lo desafió. Ariel Castellano, el recién ingresado, se posteó tres veces sobre la derecha de su ataque a poco de iniciado el complemento. En las primeras, Bolzicco cabeceó afuera y, después, no llegó a conectar de milagro. Pero, en la última, Gobetto sí llegó al gol y empató un partido en el que Alvarado había renacido.
Racing tambaleó un poco en ese momento. Pretendía llevárselo puesto nuevamente al rival, pero perdió sorpresa y se hizo previsible. Díaz eligió envíos largos y, en las pelotas paradas que fue generando, estuvo impreciso. Chavarría ya no fue tan peligroso y Fernández se tuvo que moderar porque tenía amarilla. Es más, el árbitro Macheroni pudo haberlo expulsado y se apiadó. Ya no bastaba con la movilidad de Vignolo y la profundidad que propuso Nicolás Sánchez a poco de ingresar.
Cochas, en ese contexto, entendió que había que meter un “volantazo”. De modo que entraron Villegas, Barrios y Nicolás Sánchez (por su homónimo). Sin embargo, en la cancha estaba Machado y volvió a marcar el partido. Lo hizo suyo para siempre. Recibió la pelota ligeramente sobre la derecha, encaró hacia el área y sacó un remate que hizo inútil la volada de Henricot a los 41. Fue inatajable y allí quedó depositada la alegría de la Academia.